El que hayamos elegido esta modalidad de trabajo no significa una renuncia al progreso, significa que respetamos y valoramos aquellas técnicas de trabajo en las que prevalecen valores de calidad, sociales y medioambientales. Ello, no conlleva una renuncia a avances tecnológicos o científicos, cuyo uso pueda repercutir positivamente en la calidad y seguridad de nuestros productos.
El progreso en el ámbito de la industria cosmética ha sido básicamente tecnológico, en aras a una producción industrial, intensiva, impersonal y sin escrúpulos. Ha olvidado principios básicos como son el de calidad y seguridad, ha sido insensible a daños medioambientales, cruel con la experimentación animal y desproporcionada con el bolsillo del consumidor.
No queremos formar parte de ese paradigma y sí, de aquel otro, que da respuesta a las demandas de una sociedad cada vez más comprometida con su salud personal y el deterioro del planeta.
Este cambio lleva consigo atender a variables que condicionan todo el proceso: elección de materias primas atendiendo a criterios de origen, calidad, impacto social y ambiental; técnicas de trabajo en las que se minimicen el gasto energético, también el de agua y la generación de residuos contaminantes; el establecer canales de comunicación eficaces que den respuesta a dudas y/o sugerencias de los ciudadanos.
Somos conscientes de lo tortuoso de este camino, de la dificultad que supone el cambiar hábitos en el consumidor, de la necesidad de divulgar una información veraz sobre ingredientes y productos.
Esta es nuestra propuesta y en ella estamos, si eso coincide con el concepto de artesano, pues, entonces, lo seremos.